Entonces, ¿sigues queriéndole?
¿Lo echas de menos todavía? No y no. No sigo queriéndole, ni siquiera lo echo
ya de menos. Simplemente echo de menos esa sensación de estar en las nubes todo
el día, de tener siempre esos nervios e ilusión por verle, de mirar el móvil
con la esperanza de tener un mensaje suyo (aunque sea contándome alguna
chorrada), que me abrace y me haga olvidar el mundo que hay alrededor. Echo de
menos el sentirme la chica más guapa del mundo simplemente porque él me lo
decía. Echo en falta la manera en que me miraba, me sonreía y me hacía sentir
segura. Y es que me encantaba la forma que tenía de hacerme reír, las ganas que
le echaba para que yo misma me quisiera un poco más. Me gustaba la idea de
volver a verle, de mirar a lo lejos y ver que al final del camino estaba él,
esperándome con ganas, las mismas ganas que tenía yo de tenerlo a mi lado de
nuevo. Echo de menos sentir que soy especial, tan especial que alguien me había
elegido para compartir sus días conmigo. Así que no, no echo de menos a la
persona, sino a los momentos y recuerdos compartidos con ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario