Y, sin darte
cuenta, ya se ha colado en tu vida. “No quiero enamorarme de nadie, no quiero
enamorarme de nadie” te repites constantemente. Pero hay cosas inevitables y,
así es, esta es una de ellas. Lo intentas, pero no puedes dejar de pensar en
él. En cómo estará, en si te tendrá tanto en su mente como tú lo tienes en la
tuya, en si tendrá ganas de verte, de abrazarte... Porque tú sí, tú te mueres
por darle un abrazo fuerte, largo... de esos en los que el mundo se para y sólo
existís él y tú. Y es que no puedes evitar que te salga esa sonrisa tonta
cuando hablas de él. Y decir “no, no me gusta” cuando la gente nota lo que tú
te niegas a reconocer. Porque ¡no pasa nada! Ese chico te gusta, te encanta
escuchar su voz diciendo tu nombre, te hace reír a carcajadas con cada una de
sus ocurrencias, siempre está ahí para escucharte y darte ese abrazo cuando más
lo necesitas. No temas a quererlo, a darle ese amor que él mismo está haciendo
que nazca en ti. Porque no hay nada más bonito que dar amor mientras lo recibes.
No tengas miedo a nada, porque con ese miedo, sólo te estás perdiendo lo que
podría ser una bonita historia de amor, tu historia de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario