Se me olvidó cómo es eso de
enamorarse. Las mariposas de mi estómago hace tiempo que salieron volando. Y el
brillo de mis ojos se apagó; y lo peor es que no creo que haya nadie que pueda
volver a hacerlo aparecer. Las palabras de amor se marchitaron en mi boca, pues
no tuvieron la oportunidad de salir nunca. ¿Y a dónde habrán ido a parar?
¿Dónde va todo aquello que no nos atrevemos a dejar salir a tiempo? “Más vale
tarde que nunca”, pero a veces es demasiado tarde. Demasiado. Y mi cuento no sé
si tendrá un final feliz, pero no, no habrá ningún príncipe en él (ni nada
parecido). Porque quizá mi destino no es el amor. Eso de encontrar mi media
naranja y vivir felices y comer perdices. Porque puede que esté destinada a mil
cosas más, donde no se incluya ese hombre con el que todas soñamos desde niñas.
Y no, no pasa nada. “No pasa nada”, me digo mientras las lágrimas me recuerdan
que a lo mejor si pasa. A lo mejor, duele.
No hay comentarios:
Publicar un comentario