jueves, 14 de marzo de 2013

La soledad...


Aunque mucha gente tenga miedo a la soledad, creo que yo la necesito. Me encanta aislarme en una burbuja, donde sólo estemos mis sentimientos, la música y yo. Creo que cuando te llevas tantas decepciones por parte de personas queridas, te vas acostumbrando a la soledad, incluso comienzas a cogerle cariño. Y es lo que me ha pasado a mí, uno de mis lemas es “mejor sola que mal acompañada”. Porque no me gusta estar rodeada de gente que sé que luego me critica o me va a hacer daño. Porque, aunque duela, prefiero estar sola, sin nadie a mi lado que me traicione. Sé que todo esto me ha hecho ser muy desconfiada, me cuesta mucho abrir el corazón a la gente. Me cuesta expresar mis sentimientos. A veces, puedo parecer la persona más fría del mundo, o quizás un poco antipática. No es así, soy una persona con una pequeña coraza para que no me hagan más daño, para protegerme. También puedo parecer “fuerte”, pero soy la más llorona del mundo, lo que pasa es que he aprendido a no llorar delante de la gente para que no piensen que sigo siendo aquella niña débil que lloraba por cualquier cosa. 
Si hay algo que he aprendido en esta vida es a no rendirme, a sacar una sonrisa aún cuando no pueda más, a saber estar sola, a no hundirme si no tengo a nadie a mi lado, a salir hacia delante pase lo que pase. Y es en la soledad, cuando reflexiono sobre todo esto, mis pensamientos, mi pasado, mi futuro y todo lo que soy ahora. ¿Qué qué soy? La chica más sensible del mundo, la que se pasa el día soñando con un mundo mejor, la que se desvive por la gente realmente importante en su vida, esa con una sonrisa siempre en la cara, la que se emociona con pequeñas cosas, la que vive de una forma diferente, esa que piensa de una forma muy diferente a las chicas de su edad y no por eso se avergüenza. Porque hay una cosa que tengo clara: lo mejor de esta vida, es ser uno mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario