jueves, 22 de agosto de 2013

Dar y no recibir.

Dar y no recibir. Dar y no recibir. Dar y no recibir.
La misma rutina de siempre, das mucho y recibes muy poco. Y un día piensas en dejar de dar, pero al poco tiempo te sientes mal y tienes que seguir dando.
Porque una ya se cansa de ir siempre detrás de la gente. Es bonito ir sacando sonrisas a la gente, es bonito hacer sentir bien a alguien que se sentía mal, es bonito que confíen en ti y se desahoguen contigo… pero, ¿Dónde quedo yo? ¿Dónde están esas personas cuando algo en mi vida va mal? ¿Dónde están cuando mi ánimo está bajo? No las encuentro, no están por ningún lado.
Puedo contar con los dedos de una sola mano las personas que siempre están ahí y creo que me sobrarían dedos.
Es triste ver como personas por las que hubieses dado todo por verles sonreír, cuando estás mal desaparecen como si nada.

¿Acaso son más importantes que yo? ¿Acaso ellas tienen más derecho a tener a alguien que las anime? No, todos somos iguales y todos necesitamos a alguien cuando las cosas no van bien. Pero así de tonta soy, seguiré estando para todos aunque sólo muy pocos estén para mí. 


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