domingo, 16 de diciembre de 2018

La vida es como un libro.

Y es que si la vida es como un libro, hay que saber cuándo cerrar capítulos para empezar uno nuevo.

Y es que como en los libros, la vida tiene diferentes capítulos, etapas.

Etapas donde el protagonista se siente perdido, decepcionado e incluso solo. Pero siempre hay una mano amiga para volver a dirigir su camino, alguien que le hace levantarse. Esos personajes secundarios pero indispensables.
Otras etapas donde todo sale bien, donde la felicidad llena cada una de las páginas.
También hay un capítulo determinante para el resto de la historia: un accidente, un nuevo trabajo, un éxito conseguido, la aparición del amor… Cualquier hecho que dé un giro a nuestra vida, bueno o malo.

En cuanto a los personajes, encontramos los que están desde principio a fin, los que en algún capítulo dejan de ser tan importantes, los que siempre aparecen cuando más se les necesita, los que parecen buenos y luego no lo son tanto, los que se ganan tu cariño aunque sólo aparezcan en unas cuantas páginas, los que te hacen conocer un poco más de cerca el significado de la palabra amor…

Y por último estás tú. El personaje principal de tu libro, tu historia, tu vida.
El que va a marcar el camino a través de sus decisiones. El que tendrá que afrontar cada principio y cada final, el que se encargará de pasar página o de seguir leyendo el mismo capítulo una y otra vez…

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