Aunque yo ya no creo en esto del amor, en el fondo de mi
sigo buscando al chico perfecto. ¿Qué cual es el chico perfecto? Para mí, el
chico perfecto tiene que transmitirme algo con la mirada, tiene que tener una
sonrisa preciosa. El chico perfecto tiene que quererme tal y como soy, tiene
que mimarme, darme muchísimo cariño y tratarme como si sólo existiera yo en su
vida. Me tiene que llevar a la playa, para pasear juntos de la mano. Darme
besos inesperados, en cualquier lugar y momento. Abrazarme y demostrarme que
pase lo que pase, siempre estará ahí. El chico perfecto tiene que ser sincero,
decirme todo lo que piensa, pero siempre con respeto. Tiene que hacerme reír y decirme cosas bonitas que me saquen los
colores. Tiene que decirme también lo que hago mal y ayudarme a que mejore como
persona. Tiene que ayudarme a superar mis miedos, enseñarme a valorarme un
poquito más. El chico perfecto tiene que
darme la confianza de que siempre nos tendremos el uno al otro. Y, aunque suene
típico, el chico perfecto tiene que regalarme para San Valentín una caja de mis
bombones preferidos, porque me conocerá tantísimo que sabrá que me encanta el
chocolate. Tiene que dejarme mensajes de los que sólo sabremos el significado
él y yo. Tiene que hacerme sentir que
sólo somos uno, tiene que entender mis miradas sin necesidad de que yo le diga
nada. Tiene que callarme con un beso cuando me enfade y comience a gritar como
una loca. Porque, para mí el amor, es mucho más que un físico bonito. Para mí
el amor son los pequeños detalles que te enamoran día a día.
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